El mundo entero atraviesa días extraños de incertidumbre, en aislamiento social obligatorio, pasando semanas guardados en casa, haciendo su parte mientras sobrepasa la crisis de la pandemia mundial. Esperamos que quienes leen esta nota, lo hagan en compañía de la mejor música (la de Los Beatles), y que cuando todo pase, los vecinos se hayan contagiado de ese espíritu, aunque sea a la fuerza.

Quedarnos en casa es todo lo que nos toca hacer (a menos, por supuesto, que tengan alguna otra de las loables tareas de quienes están luchando contra el coronavirus en primera línea), y por ello, recordamos que en muchas ocasiones los propios Beatles han sido ejemplo de aislamiento y cuarentena, a veces por decisión propia, y otras no tanto… como nos toca hacer ahora.

Justamente por el tema de salud, Ringo Starr sería el primer ejemplo. Y es que no solo calificaría como paciente de riesgo por su edad actual, sino que cuando era niño, tuvo muchas afecciones respiratorias cuyos síntomas se asemejan bastante a los reportados por este virus. Se lo catalogaba de ser un niño muy enfermizo y perdió muchísimos días de escuela por tener que quedarse internado en el hospital. En 1964 incluso, cuando Los Beatles estaban próximos a viajar a Dinamarca, Ringo Starr sufrió una amigdalitis y faringitis que lo impidió salir de gira. Los Beatles tuvieron que contar de emergencia con Jimmie Nicol, un baterista con el que apenas lograron ensayar unas horas, con tal de no cancelar la gira. Más adelante, Ringo se les unió, no sin antes guardar su respectiva cuarentena obligatoria. Al final de ese año, Ringo Starr pasaría más días en la cama de un hospital, tras ser operado de las amígdalas.

Cabe recordar que cuando los Beatles viajaron a la India -que podríamos considerar a su vez una cuarentena voluntaria más, sobre todo si la hubieran concluido- Ringo Starr no duró más que un par de semanas, a sabiendas de sus debilidades. Años después de separados los Beatles, al querido baterista le tocaría instalarse en una clínica de rehabilitación, al igual que en su momento le sucediera a Brian Epstein.

Pero otro beatle que sufriría más de una vez de enfermedades que lo confinarían a quedarse en cama (como muchos en este momento) fue George. Durante el viaje de Los Beatles a Estados Unidos, también en 1964, George Harrison cayó con una gripe tan fuerte que tuvo que recluirse en el Hotel Plaza mientras sus compañeros se dejaban fotografiar paseando por Nueva York (confinarse en el hotel no siempre era costumbre de la banda… aunque se recuerda la vez en Filipinas en la que «no salir» casi les cuesta la cabeza). George tampoco asistió a los ensayos para el Show de Ed Sullivan, al cual solo pudo acudir tras varias inyecciones.

En 1968, George utilizaría la letra de un poema chino para escribir una canción precisa para cualquier cuarentena: «Sin salir de mi puerta, puedo conocer todas las cosas de la tierra / Sin mirar por mi ventana, puedo conocer los caminos del cielo / Cuanto más lejos viajas, menos sabes«. En el contexto del asilamiento social obligatorio a lo largo del mundo, The Inner Light ha sido la inspiración para un «challenge» actual impulsado por su hijo Dhani bajo el hashtag #innerlight2020 en el que invita a las personas a cantar esta letra desde casa.

Una mención aparte merecen los Traveling Wilburys, quienes recluidos en una misma casa por un poco más de una semana, pudieron componer y grabar el material para su primer álbum. No sería exagerado decir que Harrison se volvió el maestro del aislamiento, cuando decidió dedicarse a la jardinería en su mansión de Friar Park, una vida casera a pura voluntad, que solamente se interrumpiría más adelante por un cobarde ataque de un desquiciado en su propia casa, y la terrible enfermedad que se lo llevó.

Igualmente caseros -y también por voluntad propia- fueron los últimos años de John Lennon. Desde que su hijo Sean nació en 1975, Lennon colgó su guitarra (por lo menos comercialmente) y se volvió un padre a tiempo completo, y un amo de casa, hasta 1980, cuando decidió volver a grabar. John permanecía mucho tiempo dentro de su apartamento en el edificio Dakota, donde incluso se recuerda que el propio Paul lo visitó. Antes de ello, era difícil recordar a un John recluido, aún incluso viviendo en una mansión a las afueras de Londres. Tal vez sus encamadas por la paz podrían haber sido buenos ejemplos, de no ser que no propiciaron en absoluto el aislamiento social.

Por su parte, Paul McCartney ostenta el título de haber sido el único beatle que estuvo encerrado, pero en una cárcel. Ocurrió en 1980 en Japón, y según recuerda, fue la primera vez que pasó más de una noche separado de Linda. Antes de eso, la vida casera y familiar no le había sido ajena a Paul, y tampoco el aislamiento le había sido esquivo, como la oportunidad que decidió recluirse en su granja en Escocia, tras la separación de los Beatles. Ese encierro, si bien se vio marcado por la depresión e incertidumbre en el futuro (como sucede mucho por estos días), por lo menos no derrotó el espíritu creativo de McCartney, quien aprovechó el tiempo para grabar sus canciones. ¡Esperemos que ello también inspire a muchos a hacer lo propio!

Así que… ya que nos quedan algunos días más de cuarentena, hagamos como Los Beatles, en favor de nuestra salud. Aprovechemos además para escuchar los discos de nuestra banda favorita (a buen volumen!), explorar su discografía, ver algún documental beatlero; organizar, limpiar y revisar nuestras colecciones; leer algún libro pendiente de nuestra banda favorita, o por qué no, continuar leyendo algunos artículos de Beatlesperu.

¿Recuerdas alguna otra ocasión que Los Beatles se recluyeran?