1968Tiempo de lectura: 7 minutos

El año 1968 tiene un gran significado para mi porque fue en el que nací. Mucho después de iniciada mi afición coleccionista, me pude enterar que mientras mi viejita estaba en labor de parto, Los Beatles trabajaban en una de las «102» tomas de Not Guilty y George escribía la canción Long, long, long. Tal vez, por eso le doy larga a muchos de mis proyectos. Me hubiera gustado que mientras nacía estuviera George creando la canción más política y crítica del sistema del periodo beatle que es Piggies, a sus escasos ¡25 años!. Puede ser que su búsqueda espiritual interior los llevase a la India, lo que no se contradice con el interés en el mundo material y por lo que ocurre en el panorama contemporáneo. Continuas alusiones y fotos demuestran que Los Beatles siempre estaban al tanto de las noticias. Aunque John es señalado como el beatle más político, es innegable que los cuatro tenían los pies bien firmes en la tierra. Temas como Blackbird y Revolution mostraban claramente la efervescencia del momento. El pueblo norteamericano, atrapado en la guerra de Vietnam, con miles de jóvenes pidiendo paz y amor o confundidos en una sociedad cada vez más consumista, encuentran desfogue en el activismo y la vida hippie… y algunos más vulnerables, en sectas como las de Manson que posteriormente expresará el lado más violento de esa confusión. Otros optan por la vida política la lucha en las calles por los derechos en París, EEUU y México que culminan violentamente; expresión de una cultura hegemónica que se resiste a los cambios. La revolución cultural china es el espejo en el cual la sociedad capitalista no quiere reflejarse.

En el Perú, la sociedad llega recién al siglo XX con las reformas de los militares en el poder. Aunque los discos de música moderna pueden ser adquiridos por los sectores con mayor acceso al consumo, la música popular folklórica nunca será destronada en las ventas en el formato vinilo. Pero la modernización del Perú entró también en la música peruana. Prueba de ello fue que los Destellos -un grupo de covers de fiestas de ricos familiarizado con la música beatle- provoque la revolución musical de la cumbia ese mismo año.

Una nueva Lima de provincianos estaba creciendo, y a pesar de que muchos ignoraban el idioma inglés, intercalaban los ritmos regionales con algo de sabor y ritmo moderno. En cada reunión amenizada por el alquiler de un pick up o un tocadisco en los sectores populares, había en el repertorio uno que otro disco de Los Beatles. Contrario a lo mencionado, el régimen militar impulsor de un fuerte nacionalismo no evitó la difusión del rock.

A escasas semanas del lanzamiento del disco en Inglaterra, hacía su aparición la edición peruana del Álbum Blanco y un sencillo, para los bolsillos menos pudientes, con las canciones con más ritmo: Ob-La-Di Ob-La-Da y Birthday. En los barrios más rockeros, desde Lince a Miraflores, los jóvenes contemplaban la lustrosa caratula blanca del álbum con lujosa presentación equivalente a la original británica. Su buena recepción se puede comprobar cuando, luego del tiraje con la etiqueta morada con algunos miles de ejemplares, saliera a continuación con su emblemática manzana (en cuanto al single) y que el álbum avance en el número de serie en su portada hasta las cuatro cifras.

En el aspecto musical se dice que en este álbum se desbordó el cauce creativo de Harrison, lo que llevaría a una fricción por lograr más espacio en el repertorio beatle y eso, a su vez, a la inminente separación. Si bien es cierto algunas de estas afirmaciones provienen del inner circle, este estaba limitado en el acceso (salvo Mal y Neil, que nuca se pronunciaron al respecto). En una reciente entrevista, Giles Martin contaba que su padre no estaba de acuerdo con esa apreciación porque no es lo que veía en el estudio. Los estudiosos de Los Bealtes le han dado demasiado peso a la partida de Brian Epstein como ente unificador del grupo. Su actuación puede haber sido gravitante en los tiempos de giras y en los asuntos de negocios, pero muy tangencial en el plano de la actividad musical. Más importante, creo, es la partida de George Martin que se separa del equipo de EMI para formar su propia empresa. La figura “paterna” que tenía Martin en el ámbito del estudio fue diluyéndose hasta desaparecer al dejar descuidados a sus hijos por sus labores empresariales y al entrar en escena Yoko Ono en la vida de Lennon. Al respecto, el testimonio de Geoff Emerick puede ser ambivalente por su carácter de outsider. Tal como él mismo lo reconoce, su interacción con los miembros de la banda se circunscribía casi en su totalidad al plano técnico, por lo que poco es lo que puede aportar en este aspecto, salvo una que otra anécdota compartida en su libro de memorias, a las que no se puede dar el valor de afirmación de un largo tiempo.

Donde sí resulta evidente su testimonio como valioso es en el clima laboral que generaba la impuntualidad y alteraciones de horario de los Beatles. ¿Te imaginas que tus jefes te hagan ir a la chamba a tus horas y te quedes hasta la madrugada por un sueldito, y no tengas para un taxi mientras ellos -que no van- ganan cientos de veces más que tu? Cualquiera hace lo que hizo el buen Geoff: pedir que me cambien de área.

Volviendo a las fricciones internas, es muy distinto el episodio contado por diversas personas de la “salida” temporal de Ringo. Esta ha sido sobredimensionada rayando en el sensacionalismo, o en una suerte de preludio al final de Los Beatles. Cuando George Martin deja parcialmente abandonado el timón de la barca, alguien tiene que sujetarlo. Ser músico y ser creativo no es sinónimo de ser desordenado, ser vanguardista no implica que todo sea un desmadre. Al parecer John y su “colega y mentora” Yoko, recién se dieron cuenta de esto cuando ellos fueron productores. Como más adelante en Double Fantasy cada hora de sesión ya le costaba su platita, más que todo el ya maduro John dio duras reprimendas a Yoko Ono por llegar excesivamente drogada a las sesiones o no repasar sus canciones, según testigos del momento.

Ese timón mencionado, ante los continuos abandonos de George Martin, lo asumió Paul. Esa situación hará que todos progresivamente pierdan esa actitud respetuosa con el productor, y Paul (menor que Ringo) al querer asumir dicha tarea de disciplina sea visto como mandón, causando que se produzcan ciertas tensiones que como en cualquier caso ocurren en las relaciones. Mandar al carajo a una persona por algunos días no es sinónimo de separación definitiva.

Todas las parejas de Los Beatles habían visitado el estudio muy esporádicamente y observado pasivamente el trabajo creativo sin ninguna intromisión. Yoko Ono es una pieza clave de un antes y después en las relaciones del grupo. A la luz de la evidencia material las intromisiones de Yoko las vemos en la “participación” en Bungalow Bill y mucho más aun en su performance conceptual incrustado en el álbum -con el aval de John- denominado Revolution 9. A la larga, la intromisión de Yoko en el trabajo creativo va a ser descollante en la separación, tal como lo aclara muy sutilmente Paul en una reciente entrevista al DJ Howard Stern, dejando de lado su encubridora diplomacia al tratar del tema. Cuando John suelta este esperpento conceptual, Paul pisa el palito y saca su idea de canción cumpleañera como un arrebato. Luego de un momento de remembranzas de otros tiempos con la atmósfera creada por la ilusión de ver a sus viejos héroes musicales en The Girl Can’t Help It, sin la odiosa presencia de Yoko Ono; John, Paul, George y Ringo rockean en el estudio y posteriormente Paul invita a Pattie y a Yoko a hacer los coros, como respondiendo a las intromisiones de Yoko y al rompimiento del esquema beatle de trabajo. Contrario a lo que los cronistas mencionan, en las sesiones de grabación se veía aún muy claramente el espíritu de banda. Escuchar a los Beatles hacer una versión de Elvis rockeando todos juntos (lo siento, spoiler) en la nueva edición del álbum, los ensayos, confirma lo que sostenía Ringo: que volvieron a ser una banda.

Producido el álbum, la disquera envía el producto para ser comercializado con un empaque inusual y novedoso. Desde que tuve por primera vez en mis manos un ejemplar del álbum, me sorprendió que luego de tantos trabajos conceptuales en las anteriores entregas, ¿por qué decidieron presentarlo así? ¿Me pregunto qué hubiera pasado si se hubieran podido tomar esa foto en la tumba de Marx en el Mad Day Out? ¿Se imaginan la caratula de Revolution al pie de Carlitos? El haber aceptado que salga en la portada del Pepper ya era de por sí irreverente… ¿qué pretendían en este álbum?

Luego de muchas reflexiones surgió en mi una idea… ¿Qué más conceptual que dejarlo “en blanco”?

En casa de una amiga vi por primera vez un álbum intervenido. A lo largo de mi coleccionismo he visto muchos con dibujos psicodélicos o con fotos pegadas. Adentro, los Beatles contribuían con un collage de fotos preparados por un artista para suplir ese vacío. Al otro lado, te invitaban a cantar con las letras y revisarlas en toda su extensión. Las fotos gigantes invitaban a reflexionar a decir «Mírennos, ya no somos los chiquillos de Liverpool. Hemos crecido«. Para un joven peruano de la época, ver la melena de Lennon era un reto a romper con el corte escolar y los trajes “decentes”.

Mientras se portaban afiches de Mao Tse Tung, en latinoamérica la figura del Che crecía como un icono pop transgresor como estas fotos… No quiero decir con esto que ellos eran los revelados gurús de un tiempo, y que todo lo que hacían era parte del diseño de una misión mesiánica. Simplemente, como decía una revista de mi época, Los Beatles «no estaban ni un paso atrás de su generación», la generación que se opuso a Vietnam, que lucho contra el apartheid, que renovó las artes y las ciencias con Stephen Hawking, que desterró el miedo a pensar diferente.

En el Perú tuvimos un Marco Aurelio Denegri y otros espíritus indolentes que se resistieron a vivir indiferentes a la sociedad conservadora que hoy está en retorno cíclico. Como decía a un amigo, conozco pocos beatleros de ideas autoritarias, conservadoras, extremadamente individualistas… la mayor parte somos poco, más o menos, herederos de la generación del 68’… del álbum con una portada “en blanco”.

2 comentarios sobre «1968Tiempo de lectura: 7 minutos»

  1. Muy buena columna. Ha sido una estampa digna de un historiador, conjugar el tiempo en uno mismo y usarla como lev motive para contextualizar el nacimiento del White Album de The Beatles es genial. Un abrazo maestro Juan!

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